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El martes, ministros de finanzas de países de todo el mundo concluyeron la tercera negociación para la 18a reposición de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el fondo del Banco Mundial para los países más pobres del planeta. A pesar de que la AIF debería enfocar sus inversiones en áreas y sectores que promueven el desarrollo sostenible, en las prioridades que ahora se están negociando para la AIF y que determinarán sus inversiones para los próximos tres años faltan compromisos fundamentales acerca de la protección de los bosques y la gestión agraria sostenible, que son esenciales para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la pobreza. De cara a las negociaciones finales que se llevarán a cabo en diciembre, los gobiernos miembro de la AIF deberían insistir en que, en el acuerdo final, se fijen unos objetivos robustos para la protección forestal y la gestión de tierras sostenible.
La protección de los bosques es un método económico para reducir la pobreza, mitigar el cambio climático e incrementar la adaptación a los impactos del cambio climático. En coordinación con reformas robustas a la tenencia de tierras, las cuales también son un elemento clave de las prácticas de la buena gobernanza, la gestión forestal comunitaria es crucial para la reducción de la pobreza. Los bosques no sólo sirven como sistemas naturales para la captura y el almacenamiento de carbono, sino que también disminuyen la vulnerabilidad a los desastres naturales, proveen empleo y contribuyen a la seguridad alimentaria y el acceso a agua limpia.
Sin embargo, a pesar de haberse comprometido a apoyar acuerdos globales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Acuerdo de París sobre el Clima (los cuales aumentaron la importancia de la protección forestal en las batallas contra el cambio climático y la pobreza), el Banco ha tomado pocos pasos concretos para asegurar que su portafolio sea consistente con estos compromisos. Actualmente, el Banco invierte muchos más recursos en las causas principales de la deforestación y la degradación, incluyendo la energía, la minería y el transporte, que en la conservación de los bosques y la gestión agraria sostenible. La AIF 18 ofrece una oportunidad crucial al Banco para cambiar de rumbo y ajustar sus prácticas a su retórica.
Agradecemos la inclusión del cambio climático, la gobernanza y el género, entre otros, como “temas especiales” de la AIF 18, e instamos al Banco Mundial a asegurarse de que los compromisos específicos sobre estos temas en el acuerdo final de la AIF apoyen los compromisos paralelos adoptados en París y en los ODS. El acuerdo final de la AIF, que se espera que sea adoptado a principios del año que viene, debería promocionar la protección forestal como una parte integral del portafolio del Banco Mundial, y reconocer que la protección forestal puede contribuir a la reducción de la pobreza y una prosperidad más equitativa, mediante la contribución a modos de vida tradicionales y sostenibles. Como mínimo, el acuerdo final de la AIF 18 debería comprometerse específicamente a lo siguiente:
- Apoyar a países miembro de la AIF para garantizar la tenencia de la tierra a las comunidades indígenas y dependientes de los bosques, así como a los pequeños agricultores, incluyendo el fortalecimiento de la gestión comunitaria de los recursos naturales y el reconocimiento de sistemas de tenencia de tierra colectivos y tradicionales.
- Movilizar recursos significativos para la gestión agraria sostenible, incluyendo la gestión forestal comunitaria, y ayudar a países a cumplir sus compromisos relativos a los bosques en sus CPDN.
No se debe perder la oportunidad que ofrece la AIF 18 para realizar compromisos fuertes y claros acerca de los bosques, genuinamente diseñados para cumplir metas globales climáticas y de desarrollo, y promover una agenda progresiva sobre los bosques y la tierra al interior del Banco Mundial.