Los avances del Banco del Sur, junto con las discusiones sobre la política regional sobre energía y el proyecto de mayor envergadura de construir una Unión de Naciones Sudamericanas, han puesto en prueba la retórica sudamericana sobre la integración. Esta nota proporciona una breve puesta al día y un análisis de los recientes anuncios sobre el Banco del Sur y se centra en las implicaciones de la crisis actual de importancia en Latinoamérica a la que se están enfrentando el FMI, el Banco Mundial y el BID, así como en los retos de una mayor integración sudamericana.
Se sabe que Brasil, Argentina y Venezuela tienen diferentes objetivos para cualquier banco regional nuevo. Venezuela y otros han propuesto que el Banco del Sur se convierta en el FMI de Sudamérica. Se supone que una entidad como esa jugaría un importante papel en la política monetaria regional, proporcionaría algunas formas de recursos financieros de saldos de pagos. Se sabe que Brasil está más interesado en que el Banco del Sur se dedique a cubrir las necesidades de inversión en infraestructura de un Mercosur expandido, ya que tiene menos necesidad de proteger sus reservas. Argentina está dando rodeos a sus aliados al asegurarse de que ninguno predomine en asuntos de política regional. Los países más pequeños están interesados sobre todo en una fuente alternativa de recursos financieros para el desarrollo que sea menos burocrática o a favor de Washington.
A pesar de los claros desacuerdos sobre los objetivos de estas nuevas entidades sudamericanas, existe una gran indicación de que estas entidades se están dirigiendo hacia la creación de una Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR). Estas entidades nuevas, como el Banco del Sur, no sólo han sido propuestas para sustituir a los gigantes dominantes del norte, sino que también han creado espacios paralelos para modelos alternativos de replanteamiento y negociación para la integración.
El Banco del Sur promete recaudar 7.000 millones de dólares en capital aportado de los países miembros, que actualmente ascienden a seis: Venezuela, Bolivia, Argentina, Ecuador, Brasil y Paraguay, mientras que Nicaragua, el Caribe y posiblemente algunos países asiáticos se unirán bajo los mismos intereses. Esta cantidad constituye 2.000 millones de dólares más que las contribuciones de Latinoamérica al Banco Intermericano de Desarrollo, pero aún representan una pequeña fracción del enorme capital “redimible” de explotación de 100 dólares recaudado por el BID principalmente a través de las contribuciones de miembros no regionales y de las frecuentes emisiones de bonos en los mercados internacionales. Para que el Banco de Sur comenzara a desplazar los flujos de préstamos hacia Latinoamérica, sobre todo para los países de ingresos medios, el nuevo Banco del Sur necesitaría hacer uso de esos mismos mercados internacionales.
Hasta ahora, Venezuela se ha ofrecido a aportar $1.400 millones de dólares y Argentina 350 millones de dólares (un 10% de sus reservas). Brasil ha anunciado que se unirá a la iniciativa, pero más en el espíritu de integración sudamericana y para dirigir el proceso hacia Mercosur que para acceder a una nueva fuente de financiación. Muchos asuntos al respecto son las prioridades de la nueva agenda de trabajo del Banco del Sur: la estructura de la forma de gobierno del banco, el marco de préstamos, los criterios de admisión, el tipo de garantías de préstamos esperado, el nombramiento de los altos directivos y las políticas de protección. El tiempo que se ha estimado para que el banco comience a funcionar varía entre cuatro meses y tres años. Aparte de lo anunciado, nos enteraremos de mucho durante los próximos 90 días, fecha límite para establecer algunas reglas básicas internas operacionales.
El Banco del Sur llena el vació causado por los estancados flujos de préstamos del BID en la región. La cantidad fija total de préstamos de 6.000 millones de dólares motivó al BID a retirarle a Latinoamérica la cantidad neta de 5.000 millones de dólares el año pasado (en inglés). Tras enfrentarse a un sostenido interrogatorio público en la reunión anual de marzo en Guatemala sobre la reacción del BID ante el Banco del Sur como una medida de su propia importancia que va en declive, el presidente Moreno urgió a Buenos Aires a firmar unos 4.000 millones de dólares en préstamos nuevos y a tranquilizar al mayor cliente del banco en el año 2006.*
Durante la mayor parte del año 2006, las maniobras internas entre países prestatarios y no prestatarios sobre la dirección del BID paralizaron con eficacia el ritmo de la reorganización que fue anunciada con tanto entusiasmo. Como reveló el nuevo presidente Luís Alberto Moreno hace más de un año, a la mayoría de los empleados del banco se les ha dejado con la duda sobre si sus puestos de trabajo en Washington DC van a sobrevivir. Se sabe que la inseguridad ha contribuido a un éxodo del personal desde la oficina central de Washington, sólo en parte compensada por un rápido aumento de los asesores contratados en las oficinas del país. A nivel informal, el nombramiento de un mexicano para la primera de las cuatro vicepresidencias recién creadas, Carlos Hurtado, y el relevo de un brasileño sólo ha intensificado la competición entre Brasil, Argentina y los EE.UU. para influir en el nombramiento de las otras tres vicepresidencias (de los países, de los sectores y del conocimiento y el sector privado/Préstamos sin soberanía), así como la contratación informal de empleados. Se espera que estos nombramientos se lleven a cabo a principios de junio.
Otros que ven menos como una amenaza al Banco del Sur, también comparten la misma visión paternalista que el Ministerio de Hacienda estadounidense tiene del BID y discuten que la aceptación reacia por parte de la entidad de las reformas modernizadoras, cuya implementación podría ser lenta, nunca habría sucedido sin la orientación de una mano dura estadounidense y su representación en unos 400 puestos de trabajo de los 2.000 empleos que el banco tiene en total. Los directivos del BID afirman con discreción su superioridad sobre la CAF y el BNDES brasileño en términos de responsabilidad, participación ciudadana y transparencia. Se puede esperar un criticismo similar sobre el Banco del Sur por parte de los EE.UU.
Sin embargo, los directores de las IFIs están respondiendo claramente ante la participación del mercado financiero internacional para el desarrollo que se ha perdido con entidades relativamente más nuevas. Ahora la CAF presta a los cinco países andinos más del 50% de todas las finanzas multilaterales para el desarrollo. El BID y el Banco Mundial han visto disminuir en un 25% y 20% respectivamente sus participaciones de 5.000 y 7.000 millones de dólares en préstamos de BMD. En el 2007, la CAF está en vías de quitarle protagonismo al BID como el mayor BMD prestamista en la región.
*”El presidente de Argentina Néstor Kirchner firmó el jueves un crédito de 3.850 millones de dólares con el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo Luís Alberto Moreno para proyectos de infraestructura en el norte de Argentina.” [Agencia Diarios y Noticias (Argentina)/Factiva]
El ministro del Poder Popular para las Finanzas de Venezuela Rodrigo Cabezas declaró que el Banco del Sur establecerá un precedente mediante la creación de una institución financiera multilateral libre del derecho a veto sobre proyectos y políticas por parte de los accionistas no regionales. El banco proporcionaría una alternativa diferente a la de pedir prestado al Banco Intermericano de Desarrollo, al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial, entidades a las que Venezuela acaba de terminar de saldar la deuda de 3.300 millones de dólares que tenía cuando el Sr. Chávez fue elegido en 1998. Después, Venenzuela anunció que se retirará del Banco Mundial y del FMI. En algunas decisiones relacionadas, el Presidente de Ecuador, Rafael Correa expulsó el Representante del Banco Mundial, Eduardo Somensatto, por no poder explicar las restricciones aplicado por el Banco para no desembolsar creditos aprobados a Ecuador para inversiones sociales. Venezuela, con Bolivia y Nicaragua, indicaron que saldran del Centro Internacional para la Resolución de Disputas sobre Inversión (ICSID), un cuerpo que media los desacuerdos entre gobiernos y los inversionistas extranjeros por lo cual los gobiernos del Sur jamás parece poder ganar en contra de las empresas transnacionales.
El ministro Cabezas hizo comentarios explícitos sobre el BID y los EE.UU. en la última reunión anual del BID, en los que puso en duda la credibilidad de la entidad entre un creciente número de prestamistas. “Nadie por sí solo será dueño del Banco del Sur”, afirmó Cabezas, e informó que el gobierno de Venezuela va a proponer que una cláusula sea incorporada a los estatutos del banco “que impida que cualquier país posea mayoría accionaria”, así como otras cláusulas que impidan la aplicación de los mecanismos de ajuste empleados por el Banco Mundial, el BID y el FMI.
Otros que se encuentran cercanos al proceso de constitución del Banco del Sur han indicado que, aunque llevará algún tiempo negociar las reglas de admisión y actividades crediticias, una estructura de votos vinculada a la necesidad más que al poder financiero o político podría convertirse en la norma del Banco del Sur. Bajo un sistema como este, los países miembros que necesitaran con más urgencia del financiamiento para el desarrollo tendrían proporcionadamente más poder de voto en la Junta del banco.
Este criticismo explícito sobre el despotismo benevolente de la hegemonía estadounidense en las juntas de las IFIs con sede en los EE.UU. se ha unido al grupo que está exigiendo un mayor escrutinio de los sistemas actuales en la forma de gobierno de las IFIs. Con Paul Wolfowitz como director y las crecientes demandas por mayores reformas estructurales en la forma de gobierno del Banco Mundial, EE.UU. está considerando detenidamente sus opciones. Otros miembros prestatarios (y algunos no prestatarios) del BID han hecho eco de su criticismo hacia los EE.UU. por la dominante participación de voto del 30% que este país tiene en la Junta del banco. El propio presidente Bush planteó serias dudas (en inglés) sobre los impactos del BID en el desarrollo cuando criticó a Latinoamérica por su incapacidad de reducir el índice de pobreza del 40% que al parecer es difícil de cambiar. También se sabe que la disconformidad latinoamericana sobre la reorganización del BID ha hecho que el Ministerio de Hacienda de los EE.UU. no se objete al traslado de la sede central del BID a los países sudamericanos.
Una influencia decisiva en el futuro de cualquier entidad alternativa latinoamericana será Brasil. Bajo la presidencia de Lula y en particular durante el pasado año como presidente de la Junta de Directores, la influencia de Brasil en el BID ha sido relativamente mediocre, pues no ha demostrado con gran fuerza que un mayor control por parte de Brasil pueda cambiar sustancialmente la dirección de las políticas del BID. Es más, el préstamo anual de casi 30.000 millones de dólares por parte del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil (BNDES) hace que las finanzas del BID sean un tanto obsoletas en Brasil. Como entidad con relativa falta de transparencia y responsabilidad, las habilidades crediticias del BNDES suponen una gran barrera para cualquier entidad alternativa que intente aumentar los niveles de financiación para el desarrollo en la región.
Roberto Teixeira da Costa, miembro de la Junta del Banco Itau Holding Financeira S/A y Sul America SA, caracterizó recientemente (en portugués) la visión que el sector privado brasileño tenía del Banco del Sur: “Mi reacción inicial ante la creación del Banco del Sur fue negativa y esta percepción no ha cambiado. Todavía tengo la sensación de que una entidad como esa va a superponerse parcialmente con otros medios dedicados a financiar la región, no sólo el BID como se ha indicado, sino también la Corporación Andina de Fomento (CAF), la cual se dedica por entero a financiar a la región, sobre todo en los proyectos de infraestructura de urgente necesidad. Además del BID y el CAF, el BNDES y el FonPlata de Argentina también se encuentran en grado de financiar a la región. Lo que la región necesita son proyectos sólidos y viables que sean financiados. En general, creo que existen recursos disponibles y no ausencia fondos. Por tanto, sigo pensando que el Banco del Sur es un proyecto inducido sobre todo por las aspiraciones políticas del presidente Hugo Chávez de ejercer una influencia más fuerte en la región basada en sus petrodólares, aunque como se le considera tan genial para la región, no me sorprendería que el proyecto recibiera apoyo. Si el banco se pone en marcha, no creo que suponga una amenaza para los prestamistas multilaterales. Dudo del éxito de entidades financieras políticamente dirigidas”.
Tras anunciar el apoyo oficial de Brasil por el Banco del Sur, el ministro de Hacienda brasileño y anterior presidente del BNDES Guido Mantega hizo énfasis sobre la preferencia de su país a adherirse a criterios bancarios convencionales: “El Banco del Sur debe ser un banco de desarrollo con las normas del mercado que exija garantías y tenga capitales muy transparentes para la asignación de recursos de aplicación de la cual, al fin y al cabo, todos nosotros somos responsables. Los recursos pertenecen a los países… y serán económicamente supervisados como cualquier otro recurso de la tesorería pública”.
Un asunto pendiente es si la aparición del Banco del Sur se refleja en la CAF como parte de la solución o parte del problema. ¿Entra la CAF, un banco principalmente bajo la propiedad y dirección de la región, en la categoría del típico banco público norteño sin sensibilidad alguna? La estructura de forma de gobierno actual de la CAF es una estructura presidencialista que ofrece a Enrique García una considerable libertad de acción a la hora de tomar decisiones para el ejercicio de la política e incluso la aprobación de préstamos independientemente. La Junta actual está formada por 17 miembros (todos latinoamericanos), más España y 12 bancos comerciales.
La creciente importancia de la CAF como prestamista principal de los países andinos que se indica arriba es indiscutible. Como promedio, la CAF presta más de la mitad de su portafolio total (3.000 millones de dólares) a Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia y Ecuador. Como organización, la CAF representa el 50% de todos los préstamos procedentes de los BMD, y algunos años (en el 2002), hasta dos tercios procedieron de la CAF. Aunque Venezuela ha dejado prácticamente de recibir préstamos del BID, del Banco Mundial y del FMI desde el 2000, el gobierno del presidente Chávez ha mantenido un próspero flujo anual de 650 millones de dólares procedente de la CAF.
La casi completa falta de transparencia en cuanto a las funciones más básicas de la CAF pone en especulación la opinión decisiva sobre la completa y demostrable integridad de esta entidad. En los comentarios de los ministros de Finanzas sobre los miembros del Banco del Sur se encuentra implícita una crítica similar sobre la Corporación Andina de Fomento, que de hecho es el mayor prestamista de más de cinco países andinos. Curiosamente, esos mismos países son algunos de los mayores prestatarios de la CAF que no muestran arrepentimiento alguno. Algunos de los miembros prestatarios andinos valoran enormemente la proximidad de la CAF a la región, así como el rápido proceso de desembolso para préstamos grandes (incluso tres meses).
Está claro que la anunciación del Banco del Sur refleja la gravedad de la actual pérdida de importancia que el BID está experimentando. Los objetivos declarados por el nuevo banco (acceso a la financiación para el desarrollo que no esté sujeta a la influencia estadounidense o a las condiciones de prestatarios) sólo destaca la tendencia en Latinoamérica a distanciarse de multilaterales percibidas como insensibles y a menudo a favor de los EE.UU. y en contra de los intereses regionales. Esta tendencia continuará con o sin el Banco del Sur. Venezuela y sus aliados en este proyecto tienen razón y son inteligentes cuando plantean mayores dudas entre las entidades de Bretton Woods y sus clientes latinoamericanos. La carrera ha durado casi medio siglo para el BID, cuyo 50 aniversario se celebrará en marzo del 2009 en Cartagena.
Sin embargo, más allá de las políticas que exigen la existencia de nuevas entidades financieras latinoamericanas con soberanía, la verdadera tarea de crearlas actualmente en proceso se encontrará con muchos obstáculos. El primero y más evidente es la influencia que el BID y otras entidades del mismo tipo mantienen en la conservación de su status quo. Este poder se extiende desde condiciones nuevas en los actuales y futuros compromisos de los prestatarios latinoamericanos hasta las relaciones mantenidas con los controladores del acceso a los mercados internacionales. Especialmente, y tal y como esperan algunos economistas, si la economía regional o mundial atraviesa una recesión durante los próximos 2 o 3 años, esta dependencia del BID para recibir apoyo monetario tendrá su precio. Es casi seguro que los aliados más cercanos de Washington en la Junta del BID (México, Colombia, Perú, Centroamérica y algunos de los miembros caribeños) se unirán a EE.UU. en su oposición al Banco del Sur.
Otro obstáculo del mismo tipo está relacionado con los apresurados métodos que se usaron para diseñar el Banco del Sur. En sus comentarios a la Junta de Gobernadores del BID en la reunión anual de marzo, el llamamiento que el ministro de Finanzas de Ecuador Ricardo Patiño hizo hacia cambios estructurales entre los prestamistas públicos demuestra las expectativas que no se han cumplido y que un creciente número de miembros del banco han tenido en el BID después de casi medio siglo de actividades crediticias en la región: “Es indispensable estructurar un nuevo sistema financiero y un nuevo código financiero internacional: a) que a través de las actuales y nuevas instituciones multilaterales, oriente la actividad crediticia hacia el desarrollo de las potencialidades humanas para obtener, individualmente y colectivamente, los bienes y servicios que nos permitan vivir con dignidad; b) que limite las rentas del capital financiero de tal manera que éstas no estrangulen la actividad productiva ni la capacidad de consumo de la sociedad; c) que establezca mecanismos de arbitraje y de solución de controversias en base a los criterios arriba presentados. En una palabra: un nuevo sistema y un nuevo código financiero que ponga el dinero al servicio de la vida y no la vida al servicio de la deuda.
La medida en la que el Banco del Sur venga a representar una verdadera alternativa a las anteriores políticas defectuosas de las IFIs depende de su demostrable compromiso a la transparencia, la participación y la responsabilidad. Mientras que el BID no ha conseguido mantenerse al nivel después de 50 años, la tarea del Banco del Sur será aún más extraordinaria debido a la presión para el desembolso inicial y a la ausencia de políticas similares en la CAF, BNDES, FonPlata y otras instituciones estatales que podrían convertirse en los principales prestamistas del nuevo banco. El diseño de las políticas medioambientales y de protección deben aumentar el nivel (en lugar de disminuirlo) para las instituciones competidoras. Un grupo asesor sobre las mejores prácticas en el diseño de tales políticas de protección podría representar un primer paso importante en esta dirección.
Finalmente, la distinción de las políticas y los proyectos anteriores de las IFIs que no lograron los objetivos también dependerá del modo en que el Banco del Sur articule su definición de desarrollo efectivo en su marco de actividades crediticias. Implícito en este marco se encontraría un sistema público considerado responsable de los capitales declarados y los objetivos estratégicos. A la larga, una prueba demostrable del impacto en lugar del volumen de préstamos distinguirá al Banco del Sur de sus competidores, y se necesitarán claras declaraciones sobre cómo será valorado tal impacto.
Aunque estas propuestas de fortalecer la responsabilidad y otras políticas de protección en el Banco del Sur pueden parecer excesivas para una entidad en vías de creación, evitar enfrentarse a estos retos desde el principio tendría unos costes aún más altos, entre los cuales se encontraría el aceleramiento del declive actual en los niveles de las actividades crediticias relacionados con proyectos de infraestructura de alto riesgo en Latinoamérica. Mediante la introducción de estas políticas por adelantado, el Banco del Sur tiene la oportunidad de colocar a otros prestamistas en niveles articulados más altos y de convertirse en la fuerza financiera de cambio que la región necesita tan desesperadamente.
Conclusión: 10 preguntas de la Sociedad Civil dirigidas al Banco del Sur
1. ¿Cómo distinguirá el marco de la política del Banco del Sur la institución de sus competidores (BID, CAF, Banco Mundial)?
2. ¿Se subscribirá el Banco del Sur a los megaproyectos de gran integración vinculados a la influencia estadounidense en Latinoamérica (las diferentes manifestaciones de libre comercio, Plan Puebla Panamá e IIRSA)?
3. ¿Se subscribirá el Banco del Sur a los diferentes protocolos de sostenibilidad?
4. ¿Cuál será el criterio usado para dar prioridad a las futuras actividades crediticias (impacto reductor de pobreza o desigualdad, institución del sector público, etc.)?
5. ¿Ofrecerá el Banco del Sur préstamos de apoyo de saldos de pagos?
6. ¿Cuáles son los planes para un marco de control y evaluación que compare los resultados del Banco del Sur con otras entidades?
7. ¿Cuáles son los modelos para la creación de las políticas de protección del banco?
8. ¿Cuáles son los compromisos del banco con los mecanismos de transparencia, participación ciudadana y responsabilidad, comenzando con el diseño del propio Banco de Sur?
Análisis de la sociedad civil
Banco del Sur. Vince McElhinny. Bank Information Center. (PDF 551 KB, 14 noviembre 2007)
Banco del Sur: Una Alternativa de Financiamiento para el Desarrollo? IFIs Choike. (14 mayo 2007)
El Banco del Sur, entre la Economía y la Política. Tercer Mundo. (15 mayo 2007)
Avances y Desafíos de la Cuestión Energética de la Integración. Bol Press. (abril 2007)
Prensa (en inglés)
Bolvarian Finance: The IMF can sleep easy. The Economist. (13 diciembre 2007)
Why South America wants a new bank. Lourdes Heredia. BBC News. (10 diciembre 2007)
Hugo Chávez moves into banking. The Economist. (10 mayo 2007)