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Foto: Atossa Soltani/ Amazon Watch/ Spectral Q
Mayalú Txucarramãe y Patricia Gualinga captaron la atención de una audiencia de sociedad civil, la que incluyó BIC, en su discusión el miércoles sobre el liderazgo de la mujer en la lucha indígena para proteger sus territorios, sus derechos y sus formas de vida frente a proyectos destructivos de extracción e infraestructura en la Amazonía. Amazon Watch llevó la charla a cabo como parte de su serie de almuerzos “verdes” en Washington, DC que se realizará durante el otoño del 2013.
Mayalú, del pueblo Kayapó en Brasil, habló del liderazgo de la mujer en la lucha continua para parar la construcción de la represa de Belo Monte, la que está impactando de forma devastador comunidades brasileñas y el medio ambiente. Patricia, del pueblo Kichwa de Sarayaku en Ecuador, contó una historia de éxito y de la perseverancia de la mujer en la lucha para expulsar las empresas petroleras explotando su territorio.
Belo Monte – La historia de Mayalú:
La represa de Belo Monte es una central hidroeléctrica que se está construyendo sobre el río Xingu, uno de los mayores afluentes del río Amazonas. La construcción de la mega represa desplazará más de 20.000 personas, impactará directamente grandes zonas de bosque tropical y pondrá en riesgo la supervivencia de mil personas indígenas que dependen del río. El Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) de Brail se ha comprometido a financiar el 80% del proyecto, y en 2012 el BNDES aprobó el préstamo más grande de su historia (más de US$10 mil millones) a Belo Monte, a pesar de su compromiso de retener fondos hasta que los requisitos básicos sociales y ambientales del proyecto hubieron sido cumplidos.
Aunque el gobierno asegura que la represa de Belo Monte generará “energía limpia”, según Mayalú esta energía es “energía limpia que mata y destruye y deja a las personas sin sus tierras y mata la historia de muchas generaciones”.
“Nuestras familias han sido desplazadas, perdieron todo y algunos de ellos nunca recibieron ninguna compensación”, dijo Mayalú.
Sin embargo, las comunidades indígenas se están defendiendo con mayor liderazgo por parte de la mujer. Diecinueve demandas civiles y nueve ocupaciones en el área del proyecto se realizaron en el último año, a veces resultando en mandatos de corto plazo que han parado las obras de Belo Monte temporalmente. Aunque el 30% de las obras está completo, la represa de Belo Monte tiene un retraso de un año sobre lo previsto y un sobre costo de US$1 mil millones, gran parte de ello debido a la resistencia de la sociedad civil.
Las mujeres indígenas han abandonado sus casa y sus hijos, o han traídos sus niños consigo a las ocupaciones como parte de la lucha. “Ahora [los hombres] nos escuchan más”, dijo Mayalú. “Es un momento histórico… Como mujer, no lo soltaré porque quiero ser la voz de la mujer para mi pueblo.”
Sarayaku – La historia de Patricia:
Hace más de una década, el gobierno ecuatoriano abrió el territorio de Sarayaku a la exploración petrolera sin consultar a los pueblos indígenas que vivían en la zona. La comunidad de Patricia, unos 1.200 miembros en total, se enteró del proyecto cuando helicópteros y hombres armados se aterrizaron en su territorio. El pueblo Kichwa, sin embargo, se enfrentó la situación, construyendo una red de alianzas nacionales e internacionales y rodando un documental premiado sobre la situación. Después de diez años, la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictaminó en 2012 que el gobierno ecuatoriano tendría que realizar consultas con los pueblos indígenas afectados por sus proyectos y que pagara indemnizaciones a Sarayaku por los daños físicos y morales que había causado.
“Se ha convertido en un ejemplo de que luchar y defender el territorio sí se puede” dijo Patricia.
La participación de las mujeres indígenas era una gran parte del éxito de Sarayaku. La postura contra las corporaciones petroleras en su territorio venía de las mujeres, según dijo Patricia. Cuando las mujeres participan activamente, resultan mejores decisiones para el bienestar de la comunidad, añadió.
Sin embargo, la lucha de Sarayaku no ha terminado. El gobierno ecuatoriano, a pesar del fallo de la corte, no ha pagado indemnizaciones ni ha eliminado los explosivos subterráneos que todavía siguen en Sarayaku. Además, el gobierno hace poco abrió el undécimo ronda de concesiones petroleros en zonas de territorio indígena en la Amazonia ecuatoriana.
Patricia espera motivar a otras comunidades para luchar por su territorio y por sus derechos. “Si un pueblo se pone fuerte, [el gobierno] no se mete, efectivamente”, Patricia dijo. “Es una lucha latente que va a ser muy fuerte”
Ver videos de la charla:
Belo Monte: Justice Now!
Children of the Jaguar – Trailer